Y haberte retenido en mi pecho.
Y haber dicho lo que no pude decirte.
Y abrazarte con todas mis fuerzas, antes de irme.
Y haber guardado todas tus risas a mi lado.
Y haber prestado atención a todos tus detalles.
A tu forma de ver la vida, de tu trato, de ese todo constante.
Haberte recordado que eres el único que me ve.
Cuando me escondo en los rincones más oscuros de mi existir.