Y venías arrastrando tu pasado, tus penas ocultas, tus miedos más profundos, mi vagabundo.
Y entraste a mi mundo, sin tocar mi puerta, aquella que dejé abierta, por si un día tú volvías, por si un día, tú mi vida, reconocías que después de un largo viaje, aquí estaría.
Y me encontraste donde siempre.
En aquel trono, dispuesta a ayudarte.
A caminar a tu lado, a tomar tu mano.
A enseñarte la ruta, que mil veces pasaste, pero que jamás te percataste que la ruta que tomaste no era adecuado.
Pero estás aquí, llegaste sin decir nada, nadie quería explicaciones ni razones, llegaste a volver a nacer, a volver a creer, que ya el pasado quedó atrás, que tu nueva vida sigue, que tu mirar es otro, que tú eres quien ahora sabe dónde quiere ir, que son tus decisiones, que es tu risa, que es tu todo el que te puso en mi camino, que ya no eres lo que eras, que hoy eres lo que tienes. Abre las manos a tu mundo. ¡Mi vagabundo!