Y volver de tu mano, a la segunda vez, a los segundos eternos y a lo intangible de tu perpetuo ser.
Plasmado de aquella potencia, que llena lo poco de vida que queda, teniendo lejos y cerca el reflejo de tu ser.
Y nuevamente refugiarme en sus brazos
esperando la eternidad, la predestinada a sobrellevar.
Tu abres fuego sobre el rocío,
sometes a mi noche más oscura,
segundos imaginarios fuera de lo real, solo tú.
Llamas del destino,
vínculo y etapa,
eres el fin del comienzo ya extinguido.
Entre cambios y movimientos,
entre dudas y energías,
entre plegarias muertas, sombrías.
Mismo motivo,
mismo corazón y alma dividida,
mismo panorama, misma evolución y manía.
Sentimientos sin control,
bajo el rechazo, lo real.
Bajo el cielo cambiante
bajo tu noche, mi despertar.
Soltar y confiar, crecer y andar,
incertidumbre e ilusión, esforzarse y olvidarte, tenerte y soltarte.
Y olvidarte a veces, mi mente.